Nuestros días en San Petersburgo se acababan. Después de haber pasado un primer día fantástico recorriendo la ciudad, haber visitado el Palacio de Catalina, el Palacio del Peterhof y el Hermitage, llegó nuestro último día en San Petersburgo. Como nuestro tren hacía Moscú salía a las 15:00, sólo pudimos aprovechar la mañana y la dedicamos a visitar la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y la Mezquita de San Petersburgo.
La fortaleza se encuentra al norte de la ciudad en la pequeña isla de Záyachi en pleno río Nevá, así que nos levantamos pronto y fuimos caminando hasta allí. Muy cerca de la fortaleza se encuentra la Mezquita de San Petersburgo, un lugar que descubrí gracias a instagram y que tenía muchas ganas de ver.
Fue la más grande de Europa a principios del siglo XX y destaca por su cúpula y sus decoraciones en colores azules. Aunque no se pueda entrar, si tenéis la oportunidad, pasad a verla porque no os dejará indiferentes.
Después, nos dirigimos hacía la fortaleza de San Pedro y San Pablo. Esta fortaleza se encuentra al norte de la ciudad . Tiene forma hexagonal, por lo que su vista desde el aire me recordó mucho al Kastellet de Copenhague. Fue construida durante el reinado de Pedro I el Grande para la guerra del Norte, aunque nunca se usó en batalla. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió muchos daños debidos a los bombardeos nazis. Más tarde, fue restaurada y convertida en el museo que es hoy en día.
El recinto abre a las 9:00 de la mañana, pero muchos de los museos y la Catedral que se encuentra en el interior abren más tarde. Aquí puedes consultar los horarios de admisión. La entrada al recinto es gratuita, aunque hay que pagar para entrar a las diferentes atracciones turísticas que se ofrecen dentro. Aquí podéis encontrar los precios de las entradas. Nosotros no entramos en ningún sitio porque fuimos pronto, pero personalmente me hubiera gustado entrar en la catedral y hacer un recorrido por las murallas para ver la ciudad desde las alturas.
Los edificios que destacan dentro de la fortaleza son la Catedral y el Mausoleo Gran Ducal. La Catedral fue contruida en 1712 y es de estilo barroco no muy propio de la época en Rusia. En su interior está enterrado Pedro I y los zares que le sucedieron, incluyendo los restos de la família de Nicolás II, asesinados durante la revolución rusa,¡incluyendo a Anastasia que conocemos de la película de Disney!
El Mausoleo Gran Ducal fue construida a finales del siglo XIX para separar algunos restos de la familia Romanov de la Catedral.
Además de estos dos edificios emblemáticos, dentro de la forteleza también se puede visitar el Museo de Historia de San Petersburgo y el Museo de Historia de la fortaleza.
A modo de curiosidad, debéis saber que la isla en la que se encuentra la fortaleza quiere decir "liebre" y por eso veréis muchas figuras de liebres y conejos a lo largo de toda vuestra visita.
En la zona de la fortaleza también podéis encontrar una pequeña playa urbana. Aunque fuimos en Agosto, no había nadie en el agua, pero sí que vimos a muchos rusos haciendo deporte por la zona y tomando el sol.
Después de esta visita a la zona norte de San Petersburgo, fuimos a nuestro apartamento a recoger las maletas y fuimos a la estación de tren para coger el tren de alta velocidad ruso para ir a Moscú. Esta es la mejor opción para viajar entre las dos ciudades, como ya os expliqué en este post.
San Petersburgo nos había dejado un muy buen sabor de boca, pero lo que no sabíamos aún es que Moscú iba a ser la guinda del pastel en este viaje a Rusia 🙂
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