Después de tener organizado el viaje gracias a nuestros preparativos y tener claro cómo nos íbamos a mover por la ciudad, llegó la hora de coger el avión en dirección a San Petersburgo. Nuestro avión despegaba a las 23:00, pero llegamos con bastante antelación al aeropuerto por si nos encontrabamos mucha cola en el control de seguridad debido a la huelga que había en el aeropuerto del Prat y porque no nos dejaron hacer el check-in online. El trabajador de vueling nos explicó que en este tipo de vuelos, revisan el pasaporte y el visado.
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Embarcamos puntuales a las 22:30 y a las 23 ya estábamos despegando dirección a San Petersburgo. La duración del vuelo fueron unas 4 horas, en las que dormimos bastante poco y llegamos a nuestro destino a las 4:10 de la mañana, una hora más hora respecto a España, ¡pero cuidado! Recordad que en Rusia no cambian la hora tal y como os expliqué aquí y por lo tanto si viajáis en otro época, el cambio de hora sea diferente.
Aterrizamos puntuales en el aeropuerto de San Petersburgo y pasamos con mucha rapidez el control de pasaportes. Habíamos leído que se suele formar bastante cola, pero nosotros no tuvimos ningún problema, suponemos que fue debido a que llegamos de madrugada. El conductor que contratamos a través de Kiwitaxi nos estaba esperando y en aproximadamente una media hora de coche nos dejaba en la puerta del apartamento. Fue un chico muy simpático. Intentó llamar al apartamento para avisar de nuestra llegada, pero puesto que eran las 5 de la mañana y nosotros teníamos la entrada a las 6, no lo cogieron. ¡Nos tocó esperar 1 hora en la calle hasta que alguien abrió la puerta! Como ya comenté, nos alojamos en este apartamento.
Como no habíamos dormido prácticamente nada, decidimos descansar un poco antes de empezar a recorrer la ciudad.
Una vez descansados y con las pilas cargadas, hemos empezado la visita a San Petersburgo por una de sus joyas: la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada.
Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada
Esta maravillosa iglesia fue construida en 1883 en honor al zar Alejandro II, en el lugar donde fue asesinado por un ataque terrorista, de ahí su peculiar nombre. Lo que más llama la atención es su arquitectura colorida, tanto por fuera como por dentro y sus cinco curiosas cúpulas que representa a la perfección los templos ortodoxos rusos.
Una curiosidad: Durante la Segunda Guerra Mundial, cayó una bomba en una de sus cúpulas, pero no explotó. Estuvo allí durante 19 años hasta que la encontraron durante una reparación.
Durante la época soviética, se utilizó como almacén, pero luego se convirtió en un museo que es lo que se puede visitar hoy en día. La entrada cuesta 250 rublos (3,6€) y pese a que el interior es bastante pequeño, merece la pena una visita. Yo lo encontré muy diferente a las iglesias en las que estoy acostumbrada a entrar. Las paredes están mosaicos muy coloridos.
En las iglesias ortodoxas suele haber una puerta o Iconostasio que separa el altar de la nave principal.
Cuando salimos, recorrimos el río, donde encontraréis la típica vista de folleto de la Iglesia. Hay varios puentes desde los cuales se pueden hacer fotos preciosas, pero hay que ser rápido ya que se llenan enseguida de grupos de turistas que vienen con tours organizados.
Empezó a llover, por lo que decidimos que era una buena hora para ir a comer. Fuimos a Teremok, una cadena de comida típica rusa a muy buen precio. Comimos 4 sopas y 4 Blini por 1700 rublos (24€). El local se escontraba muy cerca de la Iglesia y de la Avenida Neviski, la calle principal de San Petersburgo.
Después de comer, fuimos a una de las iglesias que más me impresionaron de este viaje, sobretodo por su interior y por sus vistas a la ciudad: La Catedral de san Isaac.
Catedral de San Isaac
Esta catedral es una joya arquitectónica en pleno centro de la ciudad de San Petersburgo. Una vez allí, podéis comprar dos entradas; una para entrar a la catedral y otra para subir a la cúpula. En mi opinión, ambas merecen la pena. Las podéis comprar en una taquillas, donde suele haber cola, o en unas máquinas expendedoras donde sólo se puede pagar con tarjeta, pero que nosotros encontramos vacías. Subir a la cúpula cuesta 150 rublos (unos 2€) y entrar a la catedral, 250 rublos (3,5€ aproximadamente).
Lo primero que hicimos fue subir unas interminables escaleras, hasta llegar a la cúpula, donde nos tuvimos que hacer sitio entre todos los turistas que había para hacer algunas fotos de San Petersburgo.
La Catedral de San Isaac fue construida durante el siglo XIX y tiene una de las cúpulas más grandes del mundo. Dentro, podréis ver algunas imágenes sobre su construcción, en particular de las impactantes 112 grandes columnas de mármol situadas en el exterior.
Su interior es realmente impresionante, a mi me dejó sin palabras. Combina diferentes materiales, entre los que destacan los 14 tipos de mármol de diferentes colores, así como los 100 kg de oro que se usaron para la construcción de la cúpula. Además, también podréis ver los increíbles mosaicos y pinturas que la decoran.
Hay algunas zonas de la catedral que están destinadas al culto y en las que está prohibido hacer fotos. A mi me resultó muy curioso ver algunas tradiciones de la religión ortodoxa. Por ejemplo, todas las mujeres se cubren la cabeza al entrar en las iglesias y besan el libro sagrado. Además, durante las misas, los asistentes tienen que permanecer de pie, ya que no hay bancos como en las iglesias cristianas.
Paseo por el río
Un imprescindible en San Petersburgo es hacer uno de los recorridos que más me gustaron de la ciudad, un paseo por el río Nevá. A pocos metros de la catedral de San Isaac, encontraréis las orillas del río, que están llenas de embarcaderos desde los que se pueden coger barcos que hacen rutas turísticas.
Si seguimos el río, llegamos hasta Las Columnas Rostrales. Son unos monumentos que recuerdan la gloria marítima rusa. Esta tradición de erguir columnas para conmemorar victorias navales proviene de la Antigua Grecia y Roma.
Desde esta zona hay unas fantásticas vistas a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, que visitamos en nuestro último día en la ciudad, y a la joya de San Petersburgo, el Palacio de Invierno o Hermitage. Hoy en día alberga un museo del que os hablaré en próximos posts.
La Catedral de Kazán
La Catedral de Kazán está situada en la Avenida Nevski, la calle principal de San Petersburgo. Es una catedral diferente ya que mezcla elementos católicos con elementos ortodoxos y el estilo arquitectónico es muy diferente al estilo ruso que podemos encontrar en la Iglesia de la Sangre Derramada. La entrada es gratuita, aunque el interior no me impresionó tanto como el de la Catedral de San Isaac.
Dio la casualidad que cuando entramos, estaban haciendo una ceremonia religiosa y fue muy curioso ver lo diferente que es a las ceremonias católicas que habíamos visto. Todas las mujeres se cubren la cabeza con un pañuelo y la ceremonia transcurre de pie, ya que no hay bancos en las iglesias.
Se hace de noche en San Petersburgo
Después de nuestra visita a la Catedral de Kazán, empezó a anochecer en San Peterburgo y os aseguro que es un espectáculo que no os podéis perder. Las luces que deja el sol en los canales son realmente preciosas.
Así que decidimos ir a dar una vuelta y ver la ciudad iluminada por la noche antes de ir a cenar y ver el espectáculo de los puentes.
El espectáculo de los Puentes de San Petersburgo
La arquitectura de los puentes de San Petersburgo es una de las más bonitas de la ciudad. San Petersburgo está llena de canales que vienen del río Neva que es el que cruza la ciudad. La mayoría de los puentes que cruzan el río y los canales son levadizos y las noches de verano a la 1:00 de la mañana, los levantan para dejar pasar a los barcos.
Nosotros fuimos a ver el espectáculo al puente principal de San Petersburgo, el Puente del Palacio y la verdad es que nos decepcionó un poco. Había mucha gente, por lo que si no llegas pronto no puedes verlo bien y es simplemente ver cómo levantan el puente, algo que se ha convertido en un atractivo turístico más que en algo práctico.
El espectáculo también se puede ver haciendo una ruta en barco, lo que quizá es más interesante ya que supongo que se pueden ver todos los puentes levantados.