Este artículo va para todas esas personas que alguna vez me dieron coraje, mis camelias. A todas ellas. Gracias
Hacía exactamente un año que no iba al cine. Creedme, un año exacto. Recuerdo bien la fecha. Así que cuando mi querida hermana Laura me dijo de ir a ver La Librería un martes en sesión golfa (con el riesgo a caer dormida que eso conlleva) no pude negarme.
Cuando salí no pude hablar. Me acosté sin haber dicho prácticamente una palabra. Al día siguiente, busqué el libro y lo devoré.
La Librería fue escrito en 1978 por Penelope Fitzgerald y ha sido llevada al cine en 2017 por Isabel Coixet. Lo que más me sorprende de este dato es como los temas que se tratan en el libro no han cambiado nada en estos 40 años, las mujeres que vivimos en 2018 nos seguimos enfrentando a los mismos retos a los que se enfrentaba Penelope en 1978 y a los que se enfrenta Florence, la protagonista de la novela, en 1956.
Florence, una mujer que en pleno año 1956. Es viuda de guerra, viuda de un amor que aún no ha curado, decide ser valiente y enfrentarse a la sociedad en la que vive para cumplir su sueño: abrir una librería. Hacía poco que había leído a Dickens y tengo que confesar que mientras veía la película y posteriormente cuando leí el libro, sentí que él estaba detrás de aquella historia.
Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.
Esto le dicen a Florence en una de las primeras páginas del libro. Pero, ¿que es exactamente lo inverosímil del asunto? A medida que avanzamos en la historia nos damos cuenta que lo que le parece inverosímil a la sociedad de Hardborough es que una mujer sola y con pocos recursos quiera perseguir sus sueños.
Florence es juzgada por ser mujer y no haberse casado de nuevo. De esto encontramos varios ejemplos tanto en el libro como en la película:
-Vive sola, ¿no?- prosiguió-.¿Se acaba de mudar a Old House, usted sola? ¿Nunca ha pensado en volver a casarse?
Y no tiene suficiente con ser mujer (notese la ironía), sino que también tiene que lidiar con el hecho de ser de clase baja, de no pertenecer a la clase social de los poderosos, aquellos que piensan que por tener dinero tienen derecho a manipular el mundo a su antojo.
No había duda de que era absurdo imaginar que la estaban echando y que el brazo de los privilegiados la empujaba hacia la húmeda pescadería del señor Deben.
Florence se ve influenciada en la historia por una niña que contrata como ayudante en su librería, Christine. Una niña a la que no le gusta leer, pero que hace de la librería una segunda casa. Juntas, Florence y Christine aprenden a infundirse valor la una a la otra y aprenden a querer el pequeño mundo en el que viven.
Otro personaje interesante de la historia es el señor Brandish. Coixet le da en la película un toque diferente al que tiene en el libro; y en mi opinión, acierta. El señor Brandish lleva años sin salir prácticamente de su casa, encerrado en su propio mundo, sin querer interactuar con una sociedad a la que siente que no pertenece. Hasta que conoce a Florence. Estos dos personajes se complementan. Él se da cuenta de que hay personas por las que merece la pena salir de casa y ella, por el contrario, abre los ojos al mundo real:
Se había engañado a sí misma al dejarse convencer, por un momento, de que los seres humanos no se dividen en exterminadores y exterminados y que los exterminadores tienden a colocarse en la situación dominante en cuanto pueden.
Cuando la película terminó, el final me enfadó. Me enfadó muchísimo. Y cuando leí el libro, el final me enfadó todavía más. ¿De verdad es ese el mensaje de la historia? Pero luego me di cuenta de que Coixet le añade un detalle a ese desenlace, un detalle que marca la diferencia y me hizo replantearme mi opinión sobre él. Me di cuenta de que no puede haber un final mejor.
¿Libro o película? Solía pensar que los libros son mejores que las películas, pero el tiempo me ha enseñado que no hay uno mejor que el otro, sino que son entes independientes. Que una película esté basada en un libro no quiere decir no cuenta la misma historia que hemos leído, cuenta la interpretación que le ha dado el director a la misma y a la vez se ve influenciada por nuestra propia interpretación sobre la interpretación. Si tuviera que elegir, en ese caso en concreto ( y sin que sirva de precedente) me quedo con la fantástica película de Coixet. La increíble adaptación que hace, junto con una fantástica banda sonora y una interpretación maravillosa de los dos actores protagonistas hacen que La librería te cautive de principio a fin.
Amo ver esta clase de películas, porque te permiten volar del asiento en el momento
menos aguardado
Gracias por tu comentario Grace. Estoy completamente de acuerdo 🙂
Hola Grace, he tenido la misma sensación que tú al ver la película y leer el libro. Primero leí el libro, que me encantó, pero su final me provocó mucha tristeza. Vi la película sin relacionarla al principio con el libro de Penelope Fitzgerald aunque tardé muy poco en darme cuenta de que Coixet trataba el mismo tema. Me gustó muchísimo esta película y sobre todo, aunque el final es también muy triste, la venganza de la niña incendiando la librería me pareció de justicia humana.